La desaparición forzosa de recién nacidos en España

Tema: Luto por la muerte perinatal

el limbo

Amadeli diaz 26.06.2013
Es mas la mayoria de las familias hasta bien entrado los años 80 eran de creencias catolicas el hecho de que los niños que no se bautizan pierden los derechos de ser bautizados en cementerio cristiano ha hecho que esto suponga mas carga emocional para no realizar un duelo correcto lo cual hace que se acreciente la incertidumbre del problema,.
Se sabe que todo aquel que no es catolico es decir no bautizado,arabe e incluso suicidas se enterraban en extramuros de hecho en el cementerio de Irun se han encontrado restos desde la epoca romana enterrados en extramuros.
Tambien es interesante el llamado limbo donde supuestamente ivan todos los inocentes o los no bautizados,de esta forma se ha creado un simbolismo lleno de ambiguedad para mantener el poder sobre las emociones de los ciudadanos
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Luto por la muerte perinatal

23.06.2013 15:31

El luto en la muerte perinatal

El duelo es el conjunto de procesos psicológicos y psicosociales que la persona experimenta ante la muerte de un allegado o familiar.

La Dra. Carrera, en cuanto al luto que se produce por la muerte perinatal, dice:

“Hasta hace poco tiempo, se creía que aunque la muerte de un hijo antes o poco después del nacimiento representaba una pérdida, encerraba un significado emocional menos fuerte que otras formas de muerte... A partir de 1.970, los estudios que cita la Dra. Carrera, demuestran que:

 “las madres y también los padres presentan un intenso duelo después de la muerte perinatal[1].

“El impacto de la muerte de un recién nacido, es singular para los padres, en cuanto a que les quita una parte importante de su futuro, y les deja una ausencia que perciben toda la vida”. A partir de 1.994 y por los estudios realizados, se considera que:

el proceso de duelo por un RN muerto es similar al que se produce por la muerte de un familiar cercano. El concepto del duelo por la muerte perinatal puede crear una respuesta a la pena más severa y quizás más intensa que la respuesta que se produce con la muerte de un familiar adulto[2].

La Dra. Carrera, coincide con el Dr. Allué[3] en recomendar en caso de muerte perinatal, que al padre, familiares y si quiere a la madre, se le muestre el BM, cuidando al máximo el impacto visual, tapando y disimulando los defectos o heridas que pueda presentar, vistiéndolo si se puede con ropitas de bebé y dejándoselo tocar a ser posible, facilitando así la despedida y el duelo.

Todo proceso de muerte, entierro y duelo, antropológicamente hablando, se puede considerar un ritual de paso y como tal Arnold van Gennep[4] define los ritos de paso como: rituales que acompañan a cualquier tipo de cambio de lugar, de posición social, de estado o de edad.

Según Gennep, todos los rituales de paso, constan de tres partes: separación, margen o liminalidad y agregación.

  • La primera fase, o fase de separación: Tiene una conducta simbólica que significa la separación del grupo o del individuo de su anterior situación dentro de la estructura social o de un conjunto de condiciones culturales o estados.
  • La segunda fase, o periodo liminar: En este estado la posición del sujeto objeto del ritual es ambigua, pasando por un estado en que no encuentra ninguna o pocas atributos del estado pasado y aún menos de lo que ha de venir.
  • La tercera fase, o periodo de asimilación: El paso ha terminado ya. El sujeto tiene el nuevo estatus, que ha conseguido por medio del rito y en virtud adquiere derechos y obligaciones de tipo estructural y claramente definidos, esperando del sujeto, que se comporte con ciertas normas y patrones éticos.

Turner[5], centra su estudio en los ritos de paso, que tienen períodos liminares bien definidos. El individuo durante el rito de paso, es invisible durante el periodo liminar, en cuanto miembro de la sociedad.

El ser transicional o persona liminar, se encuentra definido por un nombre y un conjunto de símbolos. En nuestra sociedad, el nombre de iniciado, novicio, neófito, hacen referencia a este estado. Los procesos liminares de las personas tiene un doble carácter: Ya no están clasificados y al mismo tiempo todavía no están clasificados. En el período liminal, los seres transicionales no tienen nada, no tienen status, no tienen propiedades ni rango dentro de la parentela. Su conducta suele ser pasiva y sumisa, tienen que obedecer implícitamente a sus instructores y aceptar cualquier castigo sin quejas, en el proceso, es como si se rebajan hasta una condición uniforme para ser formados de nuevo. Entre los neófitos, suelen establecerse relaciones de camaradería e igualdad. La liminalidad implica que el que está arriba no podría existir si no existiera el que está abajo, y que lo que está arriba, tiene que haber experimentado lo que está abajo.

Mary Douglas[6], en 1.973, dijo que, todo lo que no puede ser clasificado claramente según los criterios tradicionales es considerado por regla casi general como contaminante y peligroso.

La literatura popular tiene muchas figuras simbólicas, como los santos mendigos, los hijos terceros… y los simples, que son despojados de toda pretensión ante las jerarquías y cargos, reduciéndolos a pueblo llano, a su humanidad y a su mortalidad.

Una de las manifestaciones más importantes de la communitas[7] son los movimientos religiosos milenaristas, que provienen de las masas desarraigadas y desesperadas de la ciudad y del campo y que viven en los márgenes de la sociedad. La communitas, representa la comunidad, el no estar más el uno al lado del otro, ni por encima, ni por debajo, sino con los otros integrantes de una multitud de personas. Tiene también un aspecto potenciador de las relaciones entre seres totales y es generadora de símbolos, metáforas y comparaciones. Sus productos son el arte y la religión. Los hombres se entregan en cuerpo y alma y la liminalidad, la marginalidad y la inferioridad estructural son condiciones en las que frecuentemente se generan mitos, símbolos, rituales, sistemas filosóficos y obras de arte.

La muerte, según la creencia católica, se produce con la exhalación del último suspiro que coincide con la salida del alma del cuerpo. La iconografía representa este momento, como si con esta última respiración, saliese por la boca y los Ángeles la recogieran, en un lienzo, para subirla al Cielo.

El difunto durante todo el proceso del rito funerario hasta su enterramiento, se halla en una situación de margen, liminal. Su materia física cadavérica nos está señalando la memoria de su pertenencia al mundo de los vivos y, a su vez en la misma, se halla  su otra nueva pertenencia al mundo de los muertos. Estamos ante una situación liminal por excelencia[8].

Los estadios del ritual de paso relacionados con la muerte, son:

  • Primer estadio: Paso de cadáver a difunto, se produce en el momento en que es amortajado y preparada la sala mortuoria.
  • Segundo estadio: Estancia de 24 hrs, también llamada velatorio en que los familiares acompañan el cuerpo en casa o en el tanatorio.
  • Tercer estadio: Salida y conducción del difunto a la Iglesia o al Cementerio, este es el momento en que hoy día se puede producir la transgresión del ritual de paso y ocurre si el difunto es transportado directamente al Cementerio. El difunto para seguir el ritual establecido por la Iglesia Católica, tiene que ser transportado a la Iglesia, donde se celebra la Misa de despedida y será rociado el ataúd con Agua Bendita. Una vez culminado el acto religioso, el difunto ya puede ser trasladado al Cementerio y ser enterrado.
  • Cuarto estadio: Una vez terminados todos los actos funerarios, “el difunto entra definitivamente en la situación de Agregación[9].

Cualquier alteración de estos pasos, como por ejemplo: El difunto pasa la noche en la nevera frigorífica de la morgue del Hospital y como consecuencia nadie le puede velar, al día siguiente el cadáver es trasladado al Cementerio y enterrado. Todo ello, altera el proceso de liminalidad y por tanto la familia no ha podido acompañarlo en el Ritual de Paso correctamente. Como consecuencia, la aceptación de la muerte es mucho más difícil. Este es el caso de las muertes perinatales que se producían antes de las 24 hrs o que ahora con la nueva ley nacen muertos, en las que los padres y familiares no pueden intervenir.

Para paliar este problema, la Iglesia Católica, permite realizar el Ritual de las Exequias a un RN muerto y no bautizado a petición de la familia, ya sea en el Hospital/Clínica o en la casa particular o en el Tanatorio donde esté el cuerpecito, es decir la Iglesia en ningún momento impide la Despedida Católica del neonato muerto y que no ha sobrevivido 24 hrs al parto o ya ha nacido muerto. El procedimiento por parte del capellán está recogido en el Ritual de las Exequias de 15 de agosto de 1.969.



[1] Tesis doctoral de la Dra. Maria Luisa Carrera Hueso. “Papel del obstetra ante la pérdida perinatal” Universidad de Valencia, 2.004. Pp.48.

[2]    Id: Pp.51.

[3]    Jefe del Servicio de Pediatría del Hospital Universitario de Tarragona "Joan XXIII" de Tarragona y Director Medico del Hospital Universitario de Tarragona "Joan XXIII" desde 1992 a 1994.

[4]    Nació en  Wurtemberg, en 1.873 fue folclorista y etnógrafo. Su obra más famosa fue Les rites de passage (Los ritos de pasaje) de 1.909, donde afirmaba que los rituales clasificados como ritos de paso o pasaje (rites of passage) se dividían en tres fases: preliminar, liminar y postliminar. Esta propuesta será retomada por Victor Turner que la desarrollará en una de sus grandes obras: The Ritual Process (El proceso ritual).

[5] Víctor Turner nació en Glasgow en 1.920. Fue un antropólogo cultural estudioso de símbolos y ritos de las culturas tribales y su rol en las sociedades. A menudo su obra es, junto con la de Clifford Geertz, uno de los referentes de la antropología simbólica.

[6] Mary Douglas nació en San Remo en  1.921. Fue una antropóloga especializada en el análisis del simbolismo y los textos bíblicos. Su libro más conocido, Pureza y peligro fue publicado en 1.966, Ejerció una gran influencia en el estudio antropológico de los sistemas de clasificación.

[7]    En esencia es una relación entre individuos concretos, históricos y con una idiosincrasia determinada, que no están segmentados en roles y status sino enfrentados entre sí, un poco a la manera del “Yo y Tú”. Es a la solidaridad lo que la “moralidad abierta” es a la “moralidad cerrada”.

[8] Tesis doctoral de Garcia-Orellan, R “Hacia el encuentro de mi Anthropos: La muerte, dinamo estructural de la vida” Universidad del Pais Vasco. 2001. Pp. 206

[9] Id. Pp. 207